Mariana Cornejo, la mejor pregonera del carnaval de Cádiz
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Mariana Cornejo, una artista que siempre será imaginada como única e irrepetible para enamorar a Cádiz pregonando en la Plaza de San Antonio.
Ha vuelto a suceder, el sol se despide en la tarde del sábado de carnaval, llega la noche y vuelvo a imaginar una Plaza de San Antonio llena para recibir a la mejor pregonera posible del carnaval gaditano. Mariana, aquella señora que toda España conoció por un anuncio de lejía en televisión, pero ella siempre fue mucho más que eso.
En Cádiz le llaman "age", sí, en esa ciudad de propio soniquete. Que no es que sea mejor o peor que lo de cualquier otro lugar, pero es algo evidente, algo propio, único y característico de ese rincón de esencia conceptual que hay más allá de las Puertas de Tierra. Mariana era, es y siempre será la reina del age y mucho más. A partir de ella, todo el que quiera cantar con age de Cádiz ha mamado de ahí, lo de Mariana, los seres humanos de Cádiz que cantan cosas lo saben, porque es algo elemental y esencial. Mariana era y seguirá siendo más Cádiz que Cádiz, cómo hubiera sido esa Plaza de San Antonio llena de gente en una noche de febrero, sábado de carnaval, diciendo ole a Mariana.
Pero Cádiz, no se sabe por qué, en ocasiones llega demasiado tarde a ciertas cosas. Nunca sucedió, nunca sucederá. Siempre quedará cierto consuelo, recurrir a la nostalgia por aquello que no se vivió, calcular cómo sería ese pregón, la gran noche de Mariana, cerrar los ojos y ver a la grande en ese escenario cantando por tanguillos aquello de La Guapa de Cai, y Cai muriendo con ella. Mariana cantando a Cádiz por bulerías, quizás a dúo con su David Palomar, el sublime heredero de muchas cosas. Anabel Rivera ayudando detrás, Anabel aportando carácter y esencia viñera, con Cádiz a los pies de Mariana, que a continuación quizás leería con arte algunos versos que el Chipi de Algeciras, el de La Canalla, escribiría para la ocasión. Son escenas que nunca han sucedido en San Antonio, nunca sucederán, pero siempre serán posibles en la imaginación. Porque aquello que se siente en verdad es una realidad, aunque no suceda en el mundo real de las cosas, pero un sentimiento sincero siempre es realidad.
Mariana tan Cádiz como un poético y buen pasodoble para la Caleta, Mariana sabiendo ser salada y dulce a la vez como el sabor del erizo, Mariana es y seguirá siendo más Cádiz que un cañón de esquina. Así que cada año, en la invernal tarde de febrero del sábado de carnaval, según el cielo va cambiando su color para recibir a la noche, seguiré imaginando que es posible, que Cádiz en San Antonio se pone a los pies de la mejor pregonera de la historia del carnaval gaditano. Por siempre y para siempre, Mariana. Mariana de Cádiz.
Por Jaci González