Martirio, 30 años de libertad
- Publicado en El Patio
Tres décadas dan para muchos conceptos y cosas. Estrella pop de las sevillanas y epítome jazzística de la copla. Sobrina mexicana de Chano Lobato y heredera flamenca de Chavela Vargas. Prima madrileña de Compay y cubana que canta versos a su Huelva. Hay tanto glamour y elegancia en su existencia porque ella da varias vueltas completas a un concepto muy personal y propio de actitud con sabiduría punk. Tan madre de asuntos, que ella misma ha parido su propio pasado y futuro, hijo suyo es el tresista flamenco que sitúa cosas en el tiempo. Libertad para crear y conquistar nuevos territorios a partir de un realismo terrenal, independencia para conseguir dormir la siesta en diagonal, sin preguntar cosas a la almohada, que es la aspiración más difícil a la que puede pretender un ser humano. Martirio, una artista única, que celebra sus tres primeras décadas con la edición del pack 30 Años, incluyendo dos discos y una película, y una gran fiesta en el Teatro Circo Price de Madrid, en la próxima edición del festival Inverfest.
Por Jaci González
Fotos Jesús Ugalde
Dice tu niño que por casa los relojes están cuarenta minutos adelantados
Siempre, siempre tengo los relojes adelantados. Me gusta. Eso es puntualidad también, pero me gustan también los márgenes, estar un poco por delante del tiempo para que no me coja el toro.
¿Cómo se quedó Mario Pacheco la primera vez que le dijiste cosas? Al explicar eso que estabais imaginando
Él me citó en el Café Gijón, una tarde con una luz preciosa, detrás de los cristales se veía el sol. Le conté la historia, que había muchísima tradición y también vanguardia, había copla, rock, flamenco, estaba abierta a toda clase de música que estaba escuchando en ese momento. Que tenía una imagen muy especial que tenía que ver con unir conceptos que al igual estaban separados, unir una peineta con unas gafas que eran un poco underground, desarrollar una estética en ese sentido que tiene que ver con el folclore, y también con el diseño, el underground. Entonces le conté un poco las canciones, le dejé la maqueta, le dejé algunas fotos. Él me dijo: "Tienes el personaje completamente construido... Bueno, lo voy a pensar, lo voy a mirar y ya te digo". Estuvo muy cariñoso, en ningún momento me quiso cambiar nada, estaba completamente de acuerdo con que Kiko Veneno fuera el productor. Al día siguiente, que era mi cumpleaños, primer día de primavera, me mandó a la casa donde me estaba quedando un gran ramo de flores, y me dijo: "Si quieres, ya estás en Nuevos Medios".
Que bonito el regalo
Sí, sí. Precioso. Siempre tuvo mucho respeto por lo que yo hacía, siempre me daba unas ideas que eran lo que yo había pensado, pero mejor.
Una vuelta más
Sí, una vuelta más. Para mí era muy sabio en cuanto a música, en cuanto a formas de ir por la vida en la línea de la música en la que él creía, en imagen... Era una persona muy cosmopolita pero muy cercana a todas las cosas que se hacían desde la tierra y con el corazón. También le gustaba la búsqueda, como a mí, la investigación, como a mí, de hecho por eso sacó a tanta gente fantástica que de alguna manera eran artistas con mucha personalidad, no aclimatables a una línea comercial, él supo ver lo que había de genial en una gente que no era acuartelable.
Cierto. Y en tres décadas de Martirio si hay una palabra importante quizás sea libertad
La libertad yo creo que es la bandera de estos treinta años. No es fácil, pero lo he conseguido y sigo defendiéndola a capa y espada. Me puedo equivocar, pero yo me doy cuenta rápido eh, me doy cuenta de cuando me equivoco. Cuando me equivoco lo enmiendo lo mejor que puedo, siempre le echo muchísima cuenta a la intuición y a lo que el cuerpo me dice. El cuerpo siempre me responde cuando le pregunto, y depende de que sitio del cuerpo ya sé por donde va, si va de orgullo, si va de racional, si va de visceral, si va de compartir... El cuerpo siempre me dice las cosas.
No es fácil permanecer más de tres décadas con la posibilidad de dormir en diagonal cuando apetece
No es fácil, exige mucho sacrificio. Sacrificio económico de no estar arropada muchas veces, de vivir en ciudades distintas a la tuya, de no tener seguridad casi a ningún nivel, pero quien siente una misión tan fuerte no tiene más remedio que seguir por el camino del corazón...
Un camino intuitivo
Sí, pero ese camino del corazón tiene que ver con que para mí el triunfo es realmente seguir trabajando, haber trabajado durante treinta años en lo que más amo, yendo por el camino del corazón siempre. A la hora de formar grupos creativos, desde los músicos a la gente que me ayuda en el estilismo, los managers, la prensa... Siempre un equipo creativo que ha estado conmigo y que sigue al cabo de los años con ilusión, con ganas, con respeto, aportándome cosas. Tengo mucha suerte de haber formado un equipo tan sólido con los años, seguir trabajando con verdadero amor con esta gente. Eso es muy importante para tener un concepto claro.
Con los años, todo evolucionó en llevar como orquesta de cuerda a tu niño Raúl, el productor de tu vida
El regalo más grande que me ha hecho a mí la vida es mi hijo Raúl. Creo que todo el mundo que le conoce se llena de él, de su música, de su corazón, su sencillez, su sabiduría. Tener al lado con las ideas tan claras a todos los niveles y con esa generosidad, con el vínculo emocional que nosotros tenemos, que es por encima de todo la verdad, eso es una gracia de la vida.
Vamos a los conceptos de Compay Segundo ¿A que cada año resultan ser unos conceptos más bonitos?
Compay era una persona fundamentalmente alegre, positivo, creativo, joven, con unas raíces profundísimas, un conocimiento enorme de la música popular, con muchísima apertura, mucha inteligencia, y un gran saber vivir, saber estar y saber disfrutar. Un grandísimo maestro de la música, que con noventa años tenía siete invitados y sabía dirigir perfectamente cuándo entrábamos, cuándo salíamos, en que tono cantaba cada uno, cuál era el trato que requeríamos cada invitado. Desde Pío Leyva a Omara Portuondo, Guajiro Mirabal, gente con la que tuve la suerte de tocar con él.
Ahí se aprenden cosas
Se aprende total, con Compay se aprendía nada más que de mirarlo.
Y Chavela. Esa Chavela...
Creo que Chavela ha sido un motor importantísimo en mi vida. La conocí muy joven, sus cantos, y después pude conocer a ella. Eso era una enseñanza viviente, de dignidad, de saber elegir, de tener una inteligencia para el repertorio total, de no estar nunca con quien ni donde no quería, de cantar las canciones como si fuera la primera y la última vez, de entregarse a su profesión y su vocación, de hacer una ceremonia sagrada cada vez que cantaba, de conseguir que la gente se conectase consigo misma como no he visto nunca en otro artista. De eso he aprendido mucho y me queda por aprender, porque aprender es la mejor enseñanza que hay. Ahí es donde yo estudio, para que cuando la gente me oiga sea capaz de conectarse consigo misma y le pasen cosas. Que salgan de un concierto o de escuchar un disco, y le pasen cosas, no que se queden con un que bien canta o un que maravillosa. Yo canto para transmitir, no solamente porque me guste cantar y me guste la música más que nada, canto para transmitir y para que me transmitan a mí, como un boomerang energético, fantástico, que consigue la música como ningún otro arte, creo.
Cierto, en Martirio hay más que cantar cosas. Incluso los conciertos son un espectáculo teatral
Me encantaría que fuera así, lo pretendo además porque soy una enamorada del teatro. Creo que hay que actuar las canciones, hay que interpretarlas. En eso me ha enseñado mucho la copla, porque la copla es una gran escuela de interpretación, no me concibo sin vestirme especialmente para cantar, no me concibo quieta como un palo cantando, no me concibo sin las maneras teatrales, no existiría Martirio.
Enseñó mucho Marifé, la de Triana
Marifé era una grandísima actriz de la copla, claro que sí. Yo he aprendido sobre todo de Marifé esa capacidad de actriz, de Concha Piquer la capacidad de contarte la historia desde un plano más intelectual, más separado, de Miguel de Molina el desparpajo y modernidad que hay en sus arreglos, lo fácil que resulta llevarse esas canciones al jazz por ejemplo, o al flamenco. De Juana Reina aprendí el paseo, la majestuosidad, esa cosa operística. Que no es que yo tenga esas cosas, pero esa escuela sí está dentro de mí.
Ahora que han pasado tres décadas, nos traes cosas desde Venezuela
Una de las grandes maestras de las que he aprendido, y además desde joven, fue Soledad Bravo. Estuvo mucho tiempo en España y estuvo mucho tiempo por Huelva, por Sevilla, hacía todos los festivales de España. La conocí y me aprendí todas las canciones, después con los años me la presentaron en Caracas, estuvimos en una noche en una fiesta con los niños de Son de la Frontera y con Raúl, la estuvieron acompañando a cantar, al poco tiempo la invité yo a Huelva a cantar en el Foro, nos hicimos grandes amigas con su marido y manager Antonio, cuando volvimos a Caracas tuve la suerte de que estuviera con nosotros en el Teresa Carreño, y grabamos ese Zumba Que Zumba, que está en el disco y es una fiesta auténtica, una fusión total de Venezuela y las bulerías flamencas.
Estaba guardado
Estaba guardado, pero cada vez que lo he oído me ha entrado una energía tan grande, porque es de estas cosas que pasan de verdad, de gente que no ha bebido de la misma fuente, pero se unen en una grandísima fiesta donde el corazón y la música hacen que todo se pueda unir, sin prejuicios, con un campo abierto para el disfrute y la unión de la gente.
Lo que sí se ha hecho como novedad en esta edición es un paseo por los terrenos de Atahualpa
Hemos querido cerrar el disco con la frase "para dejar las canciones en el alma de los demás". Esa frase la subrayo, porque para eso es para lo que trabajo. Es la primera canción que yo me aprendí con la guitarra, antes de ver que la gente tocaba la guitarra de tal manera que me dije no tocarla más. Pero cuando yo tocaba la guitarra, que me la llevaba a todos los sitios, la primera canción que me aprendí fue Las Coplas del Payador Perseguido. Quise hacer una síntesis, porque es una canción mucho más larga, pero una síntesis que creo que está absolutamente vigente hoy. Como siempre me ha encantado la canción popular, y me parece que hay ahí mucho de reivindicación sin panfletos, me apetecía mucho cerrar en esta época que estamos viviendo con esa reivindicación, con esa poesía, con ese recuerdo a uno de los grandísimos trovadores del mundo.
Todo es cíclico. Cambian las tecnologías, cambian las modas, muchas cosas. Pero los seres humanos seguimos siendo seres humanos, y en eso se basa mucho Martirio
Yo creo que no tenemos más remedio que evolucionar, y adaptarnos a los tiempos pero conservando tu propia almendrita. Tu almendrita que es tu fe, tu amor en lo que haces, tus afectos, todo lo que es auténtico en ti, eso hay que conservarlo y defenderlo, para que esa ilusión siga intacta, y sigas acudiendo a lo que te enciende la llama.
Hablando de acudir a cosas ¿Qué vamos a hacer ahora sin El Parnasillo?
Es necesario espacio, para poder unirse, para poder compartir, para poder aprender. Esos espacios no existen, igual que no existe un programa de televisión donde podamos mostrar lo que hacemos, que es muy doloroso con tantas cadenas como hay, parece increíble que en este país tan lleno de arte, tan lleno de iniciativa creativa como hay ahora, que no haya como en ese tiempo cuando yo salí, que había música de todos los colores, la gente se identificaba con las tribus musicales que podían reivindicar, podían sentirse cobijados por pertenecer a un entorno que le era familiar. Que no haya eso es muy doloroso, que no haya un lugar donde podamos reunirnos también es inconcebible, porque lo que se consigue en estos lugares pequeños da para mucho, no solamente de conocimiento de personas y artistas que de tú a tú te transmiten otras cosas, amplías tu horizonte en cuanto a que escuchas a la gente de otra manera. Estás cantando con alguien y ves que hay una empatía especial, que eso después se puede traducir a un escenario, a un disco, puedes aprender muchísimo, y conectar, y crecer, y reivindicar...
Y con Javier y Nina como anfitriones...
Ellos han sido anfitriones desde que yo llegué a Madrid, que ellos tenían El Vaivén, después El Foro donde hemos actuado todos, desde Gema y Pavel a Javier Ruibal o Enrique Morente.
Lo recuerdas en el libreto del disco, todo aquello
Claro que sí, lo recuerdo porque ha sido para mí una oportunidad maravillosa, de oir y sentirme acompañada por gente tan fantástica, tan generosa, creativa. Espero que abran locales con ese punto, porque creo que sí hay gente que le gusta la música, que le gusta que en su casa pasen cosas mágicas.
¿Qué es el tiempo?
Un amigo, un amigo que coloca las cosas en su sitio, una grandísima ayuda
El tiempo es muy larga, no largo, larga, el tiempo es muy larga y sabe cosas
El tiempo sabe cosas, pero el tiempo cura cosas, es un gran sabio. Yo le estoy muy agradecida al tiempo, estoy muy feliz de que hayan pasado estos años, seguir teniendo tantísimas ganas, tanta ilusión y empeño con la música, con todo lo que va saliendo y me voy enterando. Ahora, desde que estoy en la radio, ya es una curiosidad total, ese es otro regalo que me ha hecho la vida. Puedo aprender todos los días y dar a conocer la música que conozco.
Es una suerte que exista gente como Alejandra, con su Radio Gladys Palmera
Existe muy poca gente como Alejandra de generosidad, de afición, de sabiduría, de oportunidad a la gente que empezamos, la gente en la que cree, gente a la que nos da alas para poder volar en libertad.
Todavía queda gente que cree que los cantes pueden rodar
Por supuesto que pueden rodar. En un siglo donde la comunicación es tan exhaustiva, los cantes se contaminan. Si hay inteligencia, se contaminan de la mejor manera, no se puede juntar todo pero las cosas se influencian unas a otras, y si se tiene claro cuál es la raíz de cualquier tipo de canto, se puede asimilar con otros que le son afines. No por dinero, no por comercialidad, sino por interés. Eso jamás funciona, eso puede llevarte a un pelotazo, pero de los pelotazos siempre desconfío, siempre me parece que son una zanahoria que nunca te llegas a comer.
Lo importante está en el tiempo
Lo importante es, como te decía antes, perdurar en la fe, en lo que crees, y tirar por ese camino de corazón, eso es lo importante, luchar por lo que crees y amar lo que estás haciendo, no creer nunca que has llegado a ninguna meta.
Siempre hay un más allá
Siempre hay un escaloncito para evolucionar, hay que ser muy humilde en esta profesión. Aunque tienes que tener un ego para poder subirte a un escenario, pero ese ego siempre tiene que estar medido, siempre tiene que quedar por debajo de tu necesidad de aprender y tu capacidad de asombro.
¿Cómo definirías los colores del atardecer en el Muelle del Tinto en Huelva?
Eso es una cosa espectacular, eso es mi infancia, mi adolescencia, y cualquier edad porque mirar eso te hace saber mirar. Eso está lleno de magia, lleno de lo más profundo de una ciudad, de lo más familiar, la paleta de colores más preciosa para pintar, es un gozo absoluto para la vista, para los sentidos.
Un sueño
Que nunca se me apague la luz
Por Jaci González
Fotos Jesús Ugalde